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Fundador y managing partner de Innovative Bioconsulting, una consultora dirigida a empresas biotecnológicas. Profesor de Gestión Empresaria en el Máster de Biotecnología de la Escuela de Negocios Aliter, Madrid, España. Tutor de Emprendedores de IE Business School. Anteriormente ha desarrollado su carrera profesional en el sector biofarmacéutico, con experiencia multinacional y creación de dos empresas. Master en Biotecnología y MBA

jueves, 30 de noviembre de 2006

Cruce de caminos: nanotecnología y biotecnlogía.


La nanotecnología y la biotecnología son dos disciplinas (o conjuntos de disciplinas) modernas que están revolucionando el mundo en que vivimos. Las aplicaciones de la una y de la otra cubren campos de lo más diverso. En algunos se cruzan ambas. En otros se solapan. ¿Dónde acaba y dónde empieza la biotecnología? ¿Es posible deslindarlas?
La nanotecnología es la creación y utilización de materiales, dispositivos y sistemas con funciones y propiedades novedosas que están basadas tanto en la forma geométrica como en peculiaridades de los materiales debidas a su nano-estructura. Nano significa “enano” en griego. Un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro. Dicho de otro modo, si tomamos un milímetro y lo dividimos un millón de veces, una de esas divisiones es un nanómetro.
Lo cierto es que se podría pensar que algo tan pequeño resulta irrelevante. Sin embargo, las características macroscópicas de los materiales cambian de forma muy notable si su nanoestructura varía. Por ejemplo, nano partículas metálicas mezcladas con la pintura de nuestros coches logran el efecto de cambio de color según cambiamos nuestra posición o según varíe la iluminación. Sin embargo, no todas las aplicaciones de la nanotecnología son tan fútiles como la descrita. Desde la ciencia de los materiales, pasando por la energía, las placas solares, los semiconductores, la fabricación de microchips y pantallas de video ultra-finas, las nano herramientas, la metrología, los tejidos ultra-resistentes, las aplicaciones en química y en nuevos materiales hasta las aplicaciones en salud y bio-nanotecnología.
Aquí es donde empieza la “discusión”. Si hablamos de cosas “nano”, ¿qué tamaño tienen las moléculas con las que se trabaja en biotecnología? Un átomo de hidrógeno, por ejemplo, mide la décima parte de un nanómetro (nm). El fullereno C60 que ilustra este post mide aproximadamente 1 nm. Un glóbulo rojo mide unos 10 micrómetros (es decir, 10.000 nm). Teniendo en cuenta que un anticuerpo pide algunos nm y muchas enzimas tienen tamaños mayores, ¿estamos hablando de nanotecnología o de biotecnología?
Lo que, en mi opinión, separa ambos mundos es el origen de las nanoestructuras. Anticuerpos, enzimas y otros tipos de proteínas o péptidos son construcciones naturales que gracias a las técnicas de bioingeniería podemos manipular, seleccionar y rediseñar para optimizar su funcionamiento en cualquiera de los ámbitos en que se puedan aplicar. En contraste, la nanotecnología crea nuevas estructuras aunque a veces puedan estar basadas o inspiradas en estructuras naturales.
Es sobre todo en las aplicaciones del ámbito de la salud donde nano y biotecnología confluyen. La nanotecnología crea estructuras que son muy útiles para la administración de fármacos. Por ejemplo, permiten llevar el principio activo al lugar de actuación del fármaco evitando que éste se degrade antes de tiempo. La nanopartícula que contiene el fármaco es fijada a un anticuerpo que tiene mucha afinidad por una determinada población celular. Una vez que ha alcanzado su célula diana, se rompe dicha estructura con láser de baja intensidad. Aquí más información sobre el particular.
Tampoco hay que olvidar otro lugar de confluencia de ambas: en agricultura y alimentación. Muy interesante este estudio sobre el tema.
De esta interfaz de confluencia entre nano y biotecnología surge lo que se está dando en llamar nanobiotecnología cuyo negocio mundial ya representa el 8% del total del negocio de la nanotecnología. Sin embargo, tal y como señala Phil Webster de Frost & Sullivan, como tecnologías emergentes que son deben afrontar riesgos importantes con un sector privado que no es proclive a invertir en desarrollos poco probados.
¿Poco probados? Bueno, no todos. La microencapsulación para la liberación controlada de fármacos (y de otras sustancias en otros campos) existe hace más de 25 años. Los liposomas casi alcanzan esa edad (aunque conocidos popularmente en cosmética, su nacimiento fue en Farmacia como método de administración de fármacos) y muchos tipos de polímeros han sido usados para la dispensación de medicamentos por sus características derivadas de su nanoestructura. Pensemos en los parches (que son matrices poliméricas), polímeros que mejoran las características de jarabes o comprimidos y cápsulas que liberan el medicamento en determinadas partes del intestino y no en otras, casi siempre gracias a su microestructura… ¿Es realmente tan nueva la nanobiotecnología? Lo cierto es que, aunque no lo llamábamos así, ya existía en su aplicación en el campo de la salud pero hay una notable diferencia en cuanto a la ambición de los nuevos desarrollos y lo que se puede y podrá hacer con las nuevas técnicas. Un mundo apasionante que tendremos que entender los que trabajamos en biotecnología.
Más información sobre biotecnología, nanotecnología e industria farmacéutica
(En este otro post hablo del negocio que se está generando alrededor de la nanobiotecnología)

Las “otras” aplicaciones de la biotecnología: Biotecnología Industrial


Es bien conocido por todos los que nos dedicamos a este sector que muchas veces hablar de biotecnología parece sinónimo de hablar de salud humana o biofarmacia. Esto ocurre por varios motivos. El preferido para mí es el volumen de mercado, inmensamente mayor en las aplicaciones de salud humana que en otros sectores. He visto también algunos datos que no coinciden con esta afirmación pero dudo mucho de la veracidad de los mismos. Entrad en portales biotecnológicos. Hay que escarbar para encontrar informaciones que no estén relacionadas con biofarmacia. Por otro lado, ningún subsector de biotecnología ofrece unas posibilidades de rentabilidad tan elevadas como el biofarmacéutico. El atractivo para los inversores es grande.
Sin embargo, eso no quiere decir que otras aplicaciones de la biotecnología sean menos interesantes.
En el boletín electrónico Madri+d de 29 de noviembre de 2006, se hace un interesante repaso de las tendencias de la biotecnología aplicadas en el sector industrial. Basado en un estudio de Genoma España con la Fundación OPTI, identifica las siguientes tendencias:

  1. Biotransformación, que se refiere al uso de enzimas en muchos procesos industriales. Se estima que producen importantes ahorros energéticos (hasta un 60%) y de agua (hasta un 80%) además de ser menos contaminantes al no usar determinados tipos de disolventes. El mercado mundial de enzimas industriales se calcula en 1521 millones de euros.
  2. Bioproducción, que se refiere al uso de organismos vivos (hongos, levaduras, algas y plantas, principalmente) como base para la producción de materiales y combustibles que sustituyan a los derivados del petróleo.
  3. Genómica, el coste de secuenciar el genoma de cualquier ser vivo se está reduciendo drásticamente lo que influirá en todas las áreas de la biotecnología al disponer de más información y entendimiento que nos permita manipular organismos para adaptarlos a la producción industrial.
  4. Biomasa, para la producción de biocombustibles (bioetanol, biogás, biodiésel y algunos otros)
  5. Biotecnología ambiental, que busca microorganismos que sean capaces de descontaminar zonas donde se han producido vertidos tóxicos y cuya importancia en el futuro irá en aumento.

Me gustaría poder viajar al futuro, aunque sólo fuera con la mente y como mero espectador, para ver todas las maravillas que nos esperan (también los problemas, puesto que toda tecnología tiene sus efectos colaterales).
No obstante lo anterior, me gustaría comentar dos cosas. Por un lado, estas tendencias descritas en el informe de Genoma España vienen a indicarnos que no se ha abierto ningún nuevo campo que no se hubiera consolidado ya alrededor de una década atrás. Por otro lado, hay que comentar que la aplicación industrial de la biotecnología no ha cumplido las expectativas que de ella se esperaba. Recordemos el caso de Cetus, la primera compañía biotecnológica de la historia. Nacida en los años ’70, fue promovida por varios gigantes industriales con el objetivo de aplicar sus descubrimientos a procesos productivos. Cetus fue adquirida por Chiron al no cumplir con los deseos de sus promotores algunos años más tarde. Eso sí, quedará en la historia su salida a bolsa, donde logró la impresionante cifra de 137 millones de dólares en 1980 (frente a 35 millones de Gennentech el mismo año).
El uso industrial de enzimas es algo que se viene haciendo desde hace muchos años. Por supuesto que ha supuesto un antes y un después en muchas industrias (química, farmacia, alimentos,…) y que nuevos avances en ingeniería de proteínas van a traer mejoras muy sustanciales. Sin embargo, la bioproducción, la biomasa y la biotecnología ambiental, que tan importantes son para el futuro, hoy todavía no son campos fáciles donde crear negocios o hacia los que moverse. El problema reside en la rentabilidad. Nos guste o no, un litro de biocombustible es más caro que su equivalente derivado del petróleo (la menor carga impositiva es lo que permite su comercialización en igualdad de condiciones). Solo cuando el oro negro aumente su precio serán rentables los biocombustibles.
La bioproducción, hasta donde yo sé, no resulta suficientemente rentable salvo en contados procesos y la biotecnología ambiental se ve como un gasto neto en las empresas. Además, en el caso de la biotecnología ambiental, ¿liberaremos organismos genéticamente modificados (OGM) en un suelo contaminado? En Europa hay una enorme resistencia a los OGMs. Difícil salida para la industria de la descontaminación, al menos en este momento.
El tiempo todo lo trae y lo lleva. Estoy seguro que las cosas cambiarán pero no creo que sea pronto, por desgracia.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

La globalización del negocio de la biotecnología


Leo hoy en el boletín gratuito Deals & Dollars del portal Biospace que la compañía Actavis, dedicada a los genéricos, acaba de comprar un paquete de control en la farma ZiO Zdorovje por 47 millones de euros, 23 de los cuales se van a invertir en la fábrica de la compañía para introducir nuevos productos. Hasta aquí nada especialmente llamativo. Creo que la cosa cambiará si os digo que Actavis es una multinacional de Islandia que está comprando en Rusia.
Es cierto que estas compañías son farmas tradicionales (además, de las que se dedican a copiar a las que investigan) pero también es cierto que las biotech dedicadas a salud humana constituyen un sector hermano del farmacéutico, máxime si se entienden como embriones de compañías farmacéuticas.
Hace ya dos años que el dije a mi antiguo jefe, José Carlos Gutiérrez Ramos (ex vicepresidente de Millenium Pharmaceuticals, ex CSO de Biotherapix y actual vicepresidente de Avidia, recientemente adquirida por Amgen) que podíamos buscar una compañía biotech en algún país del Este que tuviera en su pipeline programas más cerca de registro y comercialización de los que teníamos entonces nosotros. La historia al final nos llevó por otros derroteros.
Sin embargo, esta estrategia que me pareció entonces original y atrevida (y no exenta de riesgos) ¡se ha quedado completamente obsoleta!
El pasado 21 de agosto se anunció un acuerdo tripartito de adquisición de una empresa alemana, Combinature Biopharm, y otra suiza, Athelas, por parte de ¡una empresa de Singapur (MerLion Pharmaceuticals)!
MerLion, en el momento del anuncio de la doble adquisción, recibía 25 millones de $ de su primera ronda de financiación, de un total de 30 millones conseguidos. Los inversores son europeos y asiáticos que esperan la salida a bolsa en ¡Tokio! a finales de 2007 o principios de 2008.
Impresionante. MerLion no es una gran empresa. Se fundó en 2002 tras la privatización de un centro de investigación pública. Su modelo de negocio inicial fue vender a las grandes farmas sus conocimientos en screening en hongos, microorganismos y plantas para encontrar nuevos compuestos activos.
Como se ha venido viendo en los últimos años, la mera comercialización de servicios de investigación para farma tiene importantes limitaciones, incluida la de conseguir financiación. El problema para MerLion es que no tenía ningún desarrollo interno y mucho menos el tiempo y el dinero para promoverlos. La decisión de su CEO ha sido buscar compañías que ya tuvieran hechos sus desarrollos de forma razonable. Y lo más sorprendente de todo, es que ha sido capaz de convencer a varias firmas de capital riesgo para que financien una operación a 3 bandas, con 3 sistemas legales distintos y en 2 continentes
La moraleja de la historia es que hay que ser creativo e innovador haciendo crecer a las biotech. Aquí la novedad es que una empresa de Singapur compre en Europa y salga a bolsa en Tokio (comprar empresas con pipeline avanzado es una vieja práctica). Hay que pensar en global. No hay otro camino.

martes, 21 de noviembre de 2006

La vida secreta de las células

Cuando los conocimientos se sofistican tanto como ocurre en las Ciencias de la Vida, al final nos desconectamos del lugar y los hechos que conforman la base de todos los fenómenos biológicos, tanto fisiológicos como patológicos.
Leo, por evidentes motivos, muchísima información sobre el negocio de la biotecnología, hablo de ello en mis clases y, al final, me doy cuenta de que pueden pasar días sin bajar al mundo de la bioquímica y de la biología molecular.
Una amiga, investigadora del Institut de Recerca Oncològica de Barcelona (IRO), me ha mandado un video absolutamente asombroso de la Universidad de Harvard titulado “The inner life of the cell”. Es una animación espectacular de muchos procesos celulares que podréis reconocer. Comienza con el rolling endotelial y la extravasación de una célula (podría ser un linfocito). Después todo son procesos bioquímicos intracelulares, síntesis de microtúbulos, transporte de vesículas, síntesis y transcripción de ADN, síntesis proteica, etc. y al final la célula regresa al torrente sanguíneo.
Os invito a que busquéis en el video todos estos (y otros) procesos y a que disfrutéis tanto como yo lo he hecho.

sábado, 18 de noviembre de 2006

Ecosferas: biotecnología espacial.


Desde que vi la primera Ecosfera me quedé completamente entusiasmado con la idea.
Ahora acabo de descubrir que ya hay un distribuidor exclusivo para España y Portugal.
Ya había oído hablar sobre las investigaciones de la NASA con ecosistemas cerrados perfectos que proveerían de comida a los astronautas en las misiones con duraciones largas, en las que, por motivos evidentes, es imposible que pudieran llevar todas las provisiones que necesitaran. Pero tener en tus manos un ecosistema completo, casi perfecto, sin ninguna comunicación con el exterior es más impresionante aún, si cabe.
Existen diversos tamaños de estas esferas de cristal que contienen algas, microorganismos activos y camarones. Se crea un pequeño mundo que solo requiere la energía luminosa.
La luz es usada por las algas para generar oxígeno, que respiran los camarones. Éstos a su vez proporcionan dióxido de carbono que es empleado por las algas para generar nutrientes y el oxígeno. Los camarones se alimentan de las algas y de otras bacterias. Las bacterias también generan dióxido de carbono pero sobre todo se alimentan de los desechos de los camarones y proporcionan nutrientes a las algas…
Y así, con un poco de luz (no demasiada porque se desequilibra el ecosistema) duran de 2 a 5 años aunque algunas Ecosferas han durado 10 años.
Han hecho falta largas investigaciones para poder equilibrar perfectamente estos ecosistemas. Es asombroso. Además de ser un objeto de ciencia y educativo también es un objeto decorativo. La NASA ha licenciado la tecnología para la generación de las Ecosferas que se fabrican en varios lugares del mundo. Ahora llegan a España y Portugal de mano de un distribuidor exclusivo. No dejen de verlas, es un espectáculo maravilloso.

jueves, 2 de noviembre de 2006

Ciencia, blogs y divulgación

La verdad es que nunca me había sentido tentado de escribir un blog o, en general, crear algún tipo de espacio en la Red. Sin embargo, me topé con un “loco” del blogging, Enrique Dans. Enrique es profesor del Instituto de Empresa, la misma institución por la que obtuve mi MBA. En la clase de Dirección de Tecnologías de Información, nuestro profesor, Fernando Aparicio, tuvo la gran idea de invitar a Enrique a mostrarnos su visión de este fenómeno. Y tengo que decir que me quedé fascinado (yo y muchos de mis compañeros).
Hasta escuchar a Enrique pensaba que esto del blogging era perder el tiempo. No voy a insistir en la importancia de comprender este fenómeno, especialmente para las empresas, para ello os remito a escudriñar el blog de Enrique, especialmente visitad este post sobre bibliografía.
Puede que alguien piense que esto puede estar bien para las empresas “convencionales” pero no para las biotecnológicas y mucho menos para difundir la ciencia. A ellos les animo a que visiten los blogs de Nature, siete, en el momento de publicar este post. Incluso hay uno dedicado a discutir sobre el sistema de peer review utilizado por la propia publicación y sus homólogas de prestigio.
¿Cuál es la intención de crear estos blogs? La editorial de Nature Neuroscience de enero de 2006 lo aclara de forma elocuente ya que “aunque nuestros autores y evaluadores no son del todo tímidos expresando sus opiniones, obtenemos relativamente poco feedback de la gente que más nos interesa- nuestros lectores” y es que es fundamental que escuchemos la voz de nuestros clientes en el nuevo mercado en el que nos encontramos en el que el marketing empieza a entenderse como una conversación.
Otro artículo de Nature (a secas) de diciembre de 2005 también comenta que los blogs, aunque muy populares en otras áreas, aún no han sido adoptados por los científicos. Al menos los veteranos. Los jóvenes científicos empiezan a pensar que están dejando pasar un modo de comunicarse entre ellos y el público. Los defensores de la idea dicen que los blogs ofrecen un gran foro para completar el sistema del peer review. Es un sistema que potenciará la generación de ideas antes de la publicación y la discusión de los resultados después de la misma.
En mi opinión esto está muy bien en el plano teórico pero no creo que ningún científico quiera discutir con sus colegas de otros grupos (léase, competidores) sus ideas antes de verlas en el blanco sobre negro de una publicación de prestigio. Eso sí, es cierto que se podrá sacar partido de la discusión en profundidad de los datos.
Otra utilidad señalada en el artículo de Nature es conseguir que la comunidad científica piense en algún tema en concreto. El biólogo Paul Myers de la Universidad de Minnesota dice: “pon una descripción de un artículo científico tuyo en el blog…y gente muy alejada de tu círculo comienza a pensar en ello”. Es más, un epidemiólogo que escribe un blog sobre salud pública dice sentirse muy satisfecho con su “audiencia” de 1500 personas, “más del doble que algunas publicaciones especializadas”.
Claro, no todo el mundo está de acuerdo con esta visión. El problema es que las mentiras o las equivocaciones pueden transmitirse a la misma velocidad que los conocimientos citando una y otra vez la fuente errónea. Repetiton is law dicen al otro lado del charco. Al final las falsedades se pueden elevar a verdades en la conciencia colectiva.
Algunos científicos no bloguean por temor a que la mala imagen del medio afecte a sus carreras. Creo que la potencia que se experimenta en un modo de comunicación tan rápido, directo y universal es imparable, incluso en el entorno científico. ¿Puede haber algún modo en que los científicos se sientan seguros sin afectar a la espontaneidad propia del blog? Espero que la solución no sea lejana.
Si bien está claro, al menos para mí, la importancia de comunicarse con el mercado y para la ciencia parece que también es útil usar de los blogs, ¿qué pasa en el sector biotecnológico que está a caballo entre ambas? Se me ocurren varias cosas a priori. El blog es una herramienta para comunicarse con los futuros inversores, máxime en un sector tan necesitado de fondos provenientes de diversas fuentes. ¡Qué mejor manera de tranquilizar a un potencial inversor que contestar a sus preguntas mediante un diálogo más o menos prolongado y posiblemente anónimo antes de hacerle viajar a la sede de la compañía! Y qué medio para darnos a conocer antes de salir a bolsa. Para ello, explicar la ciencia de manera divulgativa no hará ningún daño. Ahora bien, es cierto que existe un riesgo de desvelar información confidencial. Nada más fácil de evitar: solo se puede hablar de aquello que esté patentado y, por tanto, es información protegida y disponible para cualquiera con un ordenador.
¿Alguien compra la idea? Volveré sobre ello más adelante porque intuyo que se puede sacar mucho jugo a los blog en las biotech, dejadme pensarlo.
De momento, los blogs de Nature y otros similares nos permiten comunicarnos fácilmente con los popes científicos y obtener mucha y buena información científica a coste cero. Bienvenidos sean.

martes, 31 de octubre de 2006

Bienvenida a mis nuevos alumnos del Máster en Dirección de Empresas Biotecnológicas.

Esta tarde recibo a mis nuevos alumnos, casi todos con formación científica y ninguna empresarial. Son gente especial, gente que entiende que para que la sociedad –todos nosotros- se beneficie de los descubrimientos e invenciones científicas hay que hacer de ellas negocios que atraigan inversores que arriesguen su dinero.
Concebir y gestionar un negocio suele ser casi siempre una tarea dura. Si además queremos que rinda al máximo es, además, una tarea complicada. Si a eso le sumamos que en el negocio biotecnológico la tasa de éxito es muy baja, unos enormes retos regulatorios, con una alta mortalidad de empresas, el resultado es uno de los sectores más complejos que existen. Pero también de los más apasionantes.
En mi experiencia profesional he tenido el enorme lujo de promover programas para el desarrollo de anticuerpos para tratar la enfermedad de Alzheimer o enfermedades inflamatorias. Los retos que debimos enfrentar todas las personas que trabajábamos en ello eran increíbles. Cantidades de dinero enormes, time to market cercano a una década, un riesgo acumulado inmenso. Ya no participo en esos programas pero si mis antiguos compañeros logran llevarlo a buen puerto se harán ricos (bueno, se harán ricos los que tengan equity). Ellos y los inversores que han confiado su dinero a esta apuesta. Sin embargo, tanto los científicos como las personas de desarrollo de negocio tendríamos un premio aún mayor. Tendríamos la satisfacción de haber ayudado a otras personas, de haber conseguido mover el conocimiento desde el laboratorio a la sociedad.
Un logro de este tamaño merece un pago inmenso, el de la propia autorrealización. La jerarquía de necesidades de Maslow propone cinco categorías:
- Las necesidades fisiológicas
- Las de seguridad
- Las sociales
- La satisfacción del yo
- Las de desarrollo
Satisfechas las dos primeras la motivación vendrá de satisfacer las necesidades sociales (pertenencia al grupo), después las de satisfacción del yo (deseo de reconocimiento, prestigio, categoría) y, por último, las de desarrollo, que tienen que ver con la necesidad de ser dueños del propio destino, de llegar a ser cuanto se es capaz. Herzberg propone ciertos cambios a esta clasificación de necesidades. Sin entrar a comentar su teoría, él pone en la cúspide de la pirámide algo muy parecido a Maslow pero con un matiz diferente: la autorrealización. Mi interpretación personal es que la necesidad final que tratamos de satisfacer es la de sentir que hacemos algo que va más allá de nosotros mismos, que supera a la satisfacción material de nuestras necesidades básicas, que supera la necesidad de sentirse aceptado y reconocido socialmente. Es algo interior que sabes tú mismo y casi nadie más. Es que sientes que haces algo trascendente. La fortaleza interior que se consigue hace que puedas superar los obstáculos por grandes que estos sean y no depende de nada exterior.
Este sentimiento de trascendencia lo podemos tener en muchas ocupaciones, de muchas maneras. Se puede dejar un mundo mejor haciendo muchas cosas. Yo he elegido hacerlo de una forma complicada pero bastante obvia: mejorar la vida de los enfermos. Y muchos de vosotros espero que también. Bienvenidos, pues, a este curso en el que espero transmitiros lo que hay al final del túnel, más allá de la ciencia, la técnica, las finanzas o la gestión de un negocio. Al final, amigos, están las personas, todos nosotros.

domingo, 29 de octubre de 2006

La Biotecnología en España, según Nature


Para inaugurar el blog, nada mejor que comentar lo que de la Biotecnología en España comenta la prestigiosa publicación Nature Biotechnology. Si bien, por un lado, estoy contento de que al final tengamos entidad suficiente como para originar un informe, sin embargo lo que podemos encontrar en él no lo es tanto. Leer la cita de Javier Amayra, consejero delegado de Hyperion Biotech, una consultora especializada en el sector, ya nos da una pista del contenido: "es mejor tener 30 buenas compañías biotecnológicas que 130 que no puedan sobrevivir". Y es cierto. Pero, ¿tenemos en España 30 buenas biotecnológicas? El tiempo lo dirá. Hoy por hoy tenemos pocas, muy pocas pero muy valientes empresas. Valientes, porque han tenido que enfrentarse al desconocimiento de las instituciones públicas y también de los gestores de las fuentes de financiación privadas en nuestro país. Véase el caso de la veterana Pharmamar. José María Fernández-Sousa, presidente de Pharmamar y de su matriz, Zeltia, cuenta que cuando comenzó su andadura la gente creía que estaban haciendo una locura. Fernández-Sousa, uno de los empresarios biotech que más admiro y al que dedicaré seguramente algún comentario en este blog, ha sido capaz de llevar a su empresa al borde de la comercialización, algo extremadamente complicado, especialmente en España. Lo más triste es que cuando Pharmamar comenzó su andadura en 1986 la biotecnología era una historia de éxito en Estados Unidos. Genentech fue la primera compañía en salir a bolsa (octubre de 1980) consiguiendo 35 millones de dólares. Le siguieron otras muchas tan conocidas como Amgen (junio de 1983, 42,3 millones), Chiron (agosto de 1983, 17 millones) o Xoma (junio de 1986, 32 millones). Entre octubre de 1980 y junio de 1986 salieron a bolsa 20 compañías que consiguieron la increíble cifra de 578 millones de dólares. Y esto fue solo el principio.

Lamentablemente en nuestro país solo Zeltia, matriz de Pharmamar, Neuropharma y Genómica, cotiza en bolsa hoy en día (excluyo Puleva Biotech y Nutracéutical ya que se dedican a nutrición, no a salud humana). Según Genoma España, en nuestro país solo hay 124 empresas dedicadas por entero a la biotecnología. Y esto incluye todas, no solo las que se dedican a salud humana ("Guía de empresas en el sector biotecnológico español" septiembre de 2006).

Pero no todo es malo. Aunque estamos por detrás de los grandes países de nuestro entorno, se está haciendo un gran esfuerzo tanto desde las administraciones públicas como desde el sector privado para promover este sector hasta el punto de ser el país de la Unión con un ratio de crecimiento mayor en biotecnología, cercano al 25% frente a un 6% de media. Sin embargo, también he de decir que la base tan exigua de la que partíamos hace que sea fácil ver estos crecimientos de dos cifras. Una vez más, nuestro diferencial con Europa es tan brutal que nos va a costar años ponernos a su altura. Años importantísimos ya que hay que posicionarse de forma inequívoca entre los lideres mundiales en este campo (y en otras áreas tecnológicas, por supuesto)

El pasado jueves estuve en una comida de la Asociación Española de Directivos, a la cual pertenezco, que tuvimos el gusto de compartir con el Vicepresidente 2º y ministro de Economía, D. Pedro Solbes. Trazó en su discurso algunas importantes líneas para la economía de España. Partiendo del hecho de que, según su propio análisis, el modelo de crecimiento de nuestra economía estaba prácticamente agotado, máxime cuando se acerca el final de la percepción de fondos europeos, proponía para el futuro un modelo basado en la inversión en I+D+i que permitiera, entre otras cosas, mejorar la productividad de la economía y ofrecer productos y servicios de alto valor añadido. Palabras que a mí me resultaron de lo más motivadoras.

La biotecnología es presente y es el futuro. Ni los que estamos dentro nos podemos imaginar lo que podremos hacer en 10, 15 ó 20 años. Hace poco comentaba con un amigo, ingeniero de telecomunicaciones, que si en los años 50 del pasado siglo alguien le hubiera dicho a los más avanzados investigadores en el sector de la TV que hoy podemos ver los contenidos que elijamos en un aparatito personal, portátil y que además es un teléfono se habría reído de nosotros. Con la biotecnología el cambio será aún más brutal, no me cabe duda. La apuesta por este sector no es una decisión estratégica, es una necesidad absoluta si queremos mantener y mucho más mejorar la situación de nuestro país.